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26 Él les dijo:

—¿Por qué teméis, hombres de poca fe?

Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. 27 Los hombres, maravillados, decían:

—¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar lo obedecen?

Los endemoniados gadarenos(A)

28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.

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